La menopausia no es una enfermedad

Cada vez se van creando más etiquetas diagnósticas con el fin de etiquetar cualquier síntoma que presente una persona, sin considerar que esa persona es más que el síntoma que le provoca ese sufrimiento, sin profundizar en qué le ocurre y en por qué le pasa lo que le pasa, es decir, sin tener en cuenta una visión más integral de la persona. Se prioriza establecer un diagnóstico y centrarse más en el problema que en la solución.

Se etiqueta todo. Hasta para describir el miedo al color amarillo hay una etiqueta, se llama Xantofobia. La consecuencia es una excesiva patologización de los pacientes como si todo sufrimiento fuera una enfermedad cuando muchas veces no lo es.

El problema es cuando las personas utilizan las etiquetas para definirse a sí mismas, se quedan en el diagnóstico y dejan de verse más allá de esa etiqueta. Se ajustan, aunque sea inconscientemente, a la descripción que se realiza de esa diagnóstico, fomentándose la identificación con el mismo. Esto puede suponer incluso que sea más difícil mejorar y salir de la enfermedad: “Soy depresiva”.

En nuestra sociedad, se habla de la menopausia como si fuera una enfermedad. Existen muchas ideas negativas en torno a esta etapa, y es percibida como un periodo de vejez y de declive para la mujer, donde parece que todo se acaba y sólo hay pérdidas. Esto no pasa en otras culturas como en África o Chica, donde esta etapa supone un valor o una transición a una vida de más sabiduría. Lo más sorprendente es que en estas culturas, las mujeres apenas experimentan sintomatología desagradables.

Si buscamos información sobre lo que nos va a pasar en la menopausia encontramos que, como consecuencia del cambio hormonal propio de esta etapa, vamos a tener un montón de síntomas y todos ellos bastantes desagradables: sofocos, taquicardias, sequedad vaginal, aumento de peso, bajada de libido, irritabilidad, inestabilidad emocional, ansiedad, depresión, insomnio……

Las mujeres pasamos de la etiqueta de “está con la regla” a la etiqueta de “está menopaúsica” o incluso nos etiquetamos como “estoy menopaúsica”

Poner etiquetas nos da tranquilidad, ya que nos ayuda a racionalizar lo que nos pasa: “es la menopausia” pero muchas veces se patologiza lo natural y se medicaliza la vida. Muchas mujeres se van a ajustar a muchos de esos síntomas y cualquier tipo de dolencia la van a ver o experimentar bajo el filtro de ser menopaúsica. Debajo de muchos de esos síntomas que dicen que nos van a pasar, hay toda una industria farmacéutica a quien le interesa vender un montón de productos, llevarnos a pensar que no tenemos ningún tipo de control sobre lo que nos pasa y adentrarnos en un camino de buscar solo remedios externos.

No existe la mujer menopaúsica, existen mujeres que hemos llegado a la menopausia y la única certeza que hay, es que esto significa que hemos dejado de ser fértiles. Pero cada mujer es diferente, con sus vivencias, con sus creencias o manera de ver el mundo, con su actitud hacia la vida, con su emocionalidad, con una historia concreta de vida. Y será esa individualidad, lo que va a conformar la variabilidad, de lo que van a sentir y como vayan a vivir este ciclo de la vida las mujeres. Atribuir todo lo que nos va a pasar a la revolución hormonal es una visión muy reduccionista.

Una de las consecuencia de asociar menopausia a vejez o declive, es que las mujeres rara vez solemos pensar o hablar sobre ella hasta que no empezamos a notar las primeras señales en nuestro cuerpo del cambio hormonal. Actualmente, una mujer de 40 o 50 años, no tiene nada que ver con una mujer de esa edad en épocas anteriores. Hay una disociación entre el cuerpo y la mente. Por una parte, nuestra mente es joven y así nos sentimos, pero, por otra parte, empezamos a notar cambios en nuestro cuerpo que nos señalan que estamos iniciando el camino hacia la menopausia.

Es el periodo de vida más olvidado por la mujeres y, sin embargo, el más largo ya que vamos a vivir más años como mujeres no fértiles que como mujeres fértiles.

La menopausia no es una enfermedad, ni tiene que suponer un deterioro, es un proceso natural por el que vamos a pasar todas las mujeres.

Está en nuestras manos y es nuestra responsabilidad dejar de asociar:

  • Menopausia a vejez. Pensar y hablar sobre ella, para prepararnos y vivirla de la mejor manera. 
  • Menopausia a problemas, a declive o pérdidas. Antes la veremos como un proceso natural que todas vamos a pasar y la transición será mejor si cuidamos y nos responsabilizamos de nuestra salud física y psicoemocional.

¿Estás dispuesta para ese cambio?

Vamos a ponernos manos a la obra……

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